Las bendiciones de nuestra obediencia a Dios llegan a nuestros hijos.
28 »Ten cuidado de obedecer todos estos mandamientos que yo te he dado, para que siempre te vaya bien, lo mismo que a tu descendencia. Así habrás hecho lo bueno y lo recto a los ojos del Señor tu Dios. (Deuteronomio 12:28)
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